Cuentos Cortos de Terror de Navidad

 


Gracias por la cena de navidad

 

 

  Abril arropaba a sus cuatro niños después de haberles contado las típicas historias navideñas, los cuatro niños quedaron profundamente dormidos con sonrisas en sus pequeños rostros. Ella comenzó a hornear las galletas con formas de pinos y hombrecillos de chocolate para obsequiarles a sus hijos en la mañana como parte de las tradiciones, fue cuando sacaba la última bandeja repleta del horno que escuchó en el silencio de la noche extraños ruidos, era como si la ventana se golpeara con el viento. Caminó con pasos mudos sosteniendo el palo de amasar en alto por si debía defenderse de algún ladrón, en las épocas de fiestas siempre intentar robar en las casas, y los delincuentes pueden ingresar fácilmente por las ventanas entreabiertas o por los jardines traseros de las casas. Entre las penumbras, y siendo apenas iluminada por las luces intermitentes del árbol familiar, Abril notó que aquel extraño sonido era provocado por la mascota familiar que rascaba la madera de la puerta para salir afuera. Le abrió la puerta principal y lo dejó salir, luego volvió a la cocina para comenzar a decorar las galletas.
 Eran las doce en punto, la navidad era su fiesta favorita, le traía cientos de recuerdos de su infancia y hacía todo para que sus niños estuvieran felices. Miró el reloj en la pared, eran las 2 am, algo la sobresaltó, otra vez ruidos en la casa, como si alguien hubiera hecho caer algo sobre el piso de madera de las habitaciones de arriba. No le dio gran importancia. Terminó las dos últimas galletas, nuevamente oyó ruidos, pero esta vez fue como si hubieran dado un portazo. Subió las escaleras, quizás alguno de los niños se había despertado, abrió la puerta del cuarto, pero nada, los niños dormían, los observó desde el umbral de la puerta para no despertarlos. En ese preciso instante escuchó la puerta principal de abajo abrirse, bajó las escaleras corriendo al recordar que había dejado la puerta sin llave al dejar salir al perro. Cuando llegó abajo, vio a un hombre disfrazado de Santa Claus, era muy robusto, su rostro estaba bañado en sangre, este la señaló, y luego le sonrió. Sobre sus hombros tenía una bolsa roja que drenaba sangre, Abril gritó con todas sus fuerzas y el hombre desapareció entre los árboles, se movía con mucha rapidez, riéndose salvajemente. El terror la poseyó, tomó el teléfono y marcó al 911, intentaba explicarle a la operadora que un hombre había intentado ingresar a la casa, la mujer del otro lado del teléfono le sugirió que pusiera llave en la puerta y que viera a los niños, puesto que en esas fechas suelen secuestrarlos más fácilmente. Abril volvió a correr hacia el cuarto de los niños y, desesperada, descubrió sus camas. Los niños tenían el pecho abierto, les habían quitado sus corazones y sus ojos. Sobre la mesa de luz había una nota escrita con sangre que decía: "Gracias por la cena navideña. Con amor: Krampus".

 

 


“Navidad”



Valentina era una adolescente de 14 años, estaba ansiosa por abrir los regalos que yacían abajo del árbol de navidad, eran cerca de las 3 am, en su casa sus padres y su hermana tiffany de 3 años dormían placidamente después de celebrar la noche buena, Valentina no podía soportar hasta la mañana siguiente para abrir sus obsequios, entonces espero pacientemente a que todos se durmieran en la casa, bajo con sus pies desnudos lentamente la escalera, la casa estaba en penumbras, solo era iluminada por las luces intermitentes que decoraban el pino de plástico, todo estaba en completo silencio, hacían dos semanas que se habían mudado de casa, cuando llego a la chimenea notó que faltaban las galletas que habían dejado para santa claus y que el vaso con leche estaba vacío, esto la sorprendió bastante puesto que ya no creía en la existencia su existencia, pensó que seguramente su padre se las había comido para que ellas no sospecharan nada. La niña de hermosos rizos rubios y grandes ojos verdes miró a su alrededor al escuchar un estornudo, pero la escasa luz no la dejo ver, no le dio demasiada importancia a esto, solo quería acercarse tomar su regalo abrirlo y pasar la noche jugando con su nueva play station, la caja que llevaba su nombre era muy grande, eso la emocionaba más aún, a medida que se iba acercando las luces intermitentes la hacían sumergirse en el deseo incontrolable de tomar su regalo repente se oyó otra ves el estornudo pero más lejos, miró para lo alto de la escalera ya que pensó que quizás alguien se había despertado, pero nada, entonces al fin abrió su caja, sonrío dulcemente, su play estaba ahí impecable, con una colección completa de su juego preferido, mientras registraba toda la caja, oyó pasos fuertes como si alguien subiera o bajara las escaleras, entonces asustada, cerró la caja nuevamente e intento dejarla exactamente igual que su madre, subió las escaleras, observó a su hermana dormir y se acostó en su cama.
Por la mañana su madre las llamo desde abajo, Valentina dio un salto en la cama y corrió abajo, nadie había notado que ella había revisado todos los regalos, entonces su madre mientras preparaba el desayuno le dijo que podía ir a ver si santa había leído su carta y le había dejado el regalo prometido, luego le dijo que después de abrir su obsequio despertara a su hermana, Valentina corrió hasta el árbol de navidad, afuera el sol resplandecía, antes de abrir la gran caja notò unas huellas de barro cerca de su obsequio, una brisa acarició su rostro, detrás del árbol la ventana a la calle estaba abierta, cuando abrió su regalo se oyó el grito desgarrador de su madre,
-¿Donde esta Tiffany?


La niña miró el interior de la caja, donde yacía su hermana muerta en posición fetal, tenía un lazo en el cuello y una nota que decía “No debiste abrir los regalos”




 ¡Les deseo una feliz navidad!

L.C.D


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